La plataforma compartirá recursos, actualidad, políticas, estudios y datos sobre la soledad no deseada. Es una lacra de nuestra sociedad y nuestro tiempo que afecta a mayores, jóvenes en paro o empleos precarios, mujeres vulnerables y personas con discapacidad
El Observatorio de Soledad No Deseada busca visibilizar y compartir conocimientos en torno a una de las grandes lacras de nuestro país y nuestro tiempo. La Fundación ONCE ha presentado hoy jueves, 21 de abril de 2022, este ambicioso proyecto. Su objetivo es combatir un problema que afecta a toda la sociedad, en especial a grupos específicos y vulnerables.
Personas mayores, migrantes, jóvenes en paro o con empleos precarios. Y, claro, también personas con discapacidad. «La soledad en España es una realidad», ha valorado José Luis Martínez Donoso, director general de Fundación ONCE. «Es un problema de la sociedad que hay que resolver, con conocimiento e información».
Como «la gran enfermedad del siglo XXI» la ha definido a su vez Matilde Fernández, presidenta del observatorio: «Habrá que acometer políticas preventivas para hacer que la soledad no deseada sea, al menos, deseada». Así, se persigue una ciudadanía «más avanzada para el país y el entorno comunitario».
La web que se ha presentado a cargo de Lourdes Márquez puede visitarse en Soledades.es. En ella se incluirán estudios nacionales y extranjeros sobre el tema. También se compartirán futuros planes y estrategias de índole política. Además, cuenta con una sección dinámica de actualidad y una sección inspiracional con iniciativas y experiencias. Por último, dispone de una colección de recursos y herramientas que puedan servir de ejemplo para eventuales acciones.
En el observatorio de la soledad no deseada también se registran numerosos datos actualizados, como que casi 4,9 millones de personas viven solas en España. Esta cifra supone el 11,6% del conjunto de la población del país. Además, el 43% tiene más de 65 años, de las cuales el 70% son mujeres. Por lo que se refiere a las personas con discapacidad, un 23% sostiene que se sienten solas con mucha frecuencia.
Soledad y discapacidad
Que la soledad no deseada es un riesgo para las personas con discapacidad es algo que ya teníamos presente. En la presentación del observatorio lo ha rubricado Gregorio Saravia, delegado de CERMI Estatal para los Derechos Humanos y la Convención de la ONU de la Discapacidad.
«La discapacidad es una situación que acrecienta el riesgo de sufrir una soledad no deseada», ha aseverado. Esta realidad también se asocia «desde el género o la edad». En eso coincide Mayte Gallego, presidenta de ASPAYM: «La soledad muy extrema va ligada al género».
Como explica Gallego, todo descansa en la pobreza: «Ellas tienen menos recursos que los hombres, sus niveles de desempleo son más altos y sus niveles de formación, más bajos».
Al ser sus rentas más escasas, «afrontar una vivienda accesible es más difícil que para un hombre». Saravia, por su parte, también ha aludido a la accesibilidad en la vivienda: «Cuando no se garantiza, el hogar se transforma en una prisión».
El representante de CERMI ha identificado la transición digital y el progreso como dos de las causas que tienden a aislar cada vez más a las personas. Y ha lanzado un aviso: «El calor de un abrazo o la cercanía no podrán ser sustituidas por ninguna tecnología». «Es importante que la transformación tenga un rostro humanista», añadió. Para velar por esta labor, «solo se puede combatir desde el trabajo colaborativo y en red».
Diagnósticos de la soledad
En la presentación del Observatorio de la Soledad No Deseada se han intercambiado numerosas recetas como diagnósticos de la soledad. Una de las más elocuentes ha sido Estrella Rodríguez, de Cruz Roja, para quien la soledad es «como estar atrapados en una burbuja».
Entre las soluciones, Virginia Castellanos de la ONCE ha apuntado a una «estrategia de encontrar a personas en situación de soledad no deseada y coordinar servicios que nos permitirá sumar a todos». Luis Rojo, de Fundación Telefónica, apostó por «programas de intercambio de conocimiento que propicien que las personas mayores estén activas y les impidan sentirse solas.
Pero sin duda el plato fuerte del acto ha sido la conexión, desde Reino Unido, de la pensadora global y economista Noreena Hertz. Para la autora de The Lonely Century «son varios los grupos susceptibles de estar solos».
Hertz apunta a jóvenes parados, teletrabajos y situaciones de empleo precarias: «También importan las maneras que tenemos de vivir las situaciones que atraviesan nuestras vidas», aseveró. «Son problemas políticos, económicos y sociales».
Para evaluar las repercusiones de la soledad en los próximos años, Hertz señaló a las tendencias demográficas. «Hoy el envejecimiento de la población es un hecho, pero generacionalmente los mas jóvenes son también los mas solitarios». El abuso de teléfonos inteligentes o el uso desmedido de redes sociales dividirá en dos a la sociedad: «Veremos grupos de persona que buscan mas contacto humano, y otros van a tener miedo de estar con los demás».
El coste de la soledad, advierte la economista, es grande: «En términos individuales afecta físicamente, como fumar 15 cigarrillos al día». A nivel global también refleja incidencia: «Solo en Reino Unido el coste económico para el gobierno es de 2000 millones de euros al año». ¿La solución? Mayor complicidad de la sociedad e implicación de la prensa: «La política se da cuenta de que estos temas son importantes cuando los replican los medios de comunicación. Necesitamos a los periodistas de nuestro lado».