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Mis pies son mi silla de ruedas, de Franz-Josephn Huainigg, es la recomendación de esta semana de Comunica ASPAYM. Editada por La Puerta del Libro, narra la historia de Margit, una niña con discapacidad que emprende una atrevida misión: será la primera vez que salga de casa sola a comprar al supermercado.

El objetivo de ir a por unas manzanas es solo el motor argumental para contar la historia. Margit se enfrenta al mundo real, inaccesible, no pensado para personas con necesidades como las suyas. Con bordillos altos y otros problemas arquitectónicos, este libro para niños alude abiertamente a un problema de gran complejidad como el urbanismo inclusivo. Sin embargo, lo hace con un talento desenfadado y un desparpajo que consigue transmitir, sin brochas gordas, la imperante urgencia de derribar estas barreras físicas.

La novela también se permite un guiño a la diversidad y a la importancia de la aceptación en la figura de Sigi.

El segundo protagonista es un niño con sobrepeso que conoce a Margit aquel día y que se convertirá en su aliado. Juntos comprenderán lo que significa salirse de la norma y ser considerados ‘diferentes’ por el resto de la sociedad.

Ácido sentido crítico

Porque sin duda en Mis pies son mi silla de ruedas los dardos se lanzan a los juicios precipitados de las otras personas. Ya sea hacia Sigi, por su sobrepeso, o más frecuentemente, hacia Margit, por su discapacidad. Pero aquí descansa la principal virtud del libro: su ácido sentido crítico no dibuja situaciones más o menos reconocibles, sino que siempre va un poco más allá de lo esperable.

Son aquellos lugares comunes bien reconocibles por las personas con discapacidad, creados por gente a menudo bienintencionada. Sin embargo, inadvertidamente capacitista. Desde quienes se esfuerzan por ayudar cuando la persona no lo ha pedido, a una madre que reprocha a su hija que pregunte a Margit por su silla. Incluso, un matrimonio mayor que se compadece de su situación, lo que enfurece a una protagonista que solo quiere sentirse como las demás niñas.

Mis pies son mi silla de ruedas es una lectura estupenda para que los niños no cometan los errores que ya tienen los adultos. Y que pueden incluso señalarles y educarles, en la dirección contraria a la habitual. El libro se encuentra además ilustrado por Verena Ballhaus, y puede comprarse aquí.

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