El doctor Ángel Arévalo, del Hospital Nacional de Parapléjicos, presenta una forma innovadora de medir la evolución de una lesión medular; una nueva matemática para determinar mejoras en la calidad de vida de las personas con discapacidad
La evolución de la lesión medular tiene una nueva escala. El neurocientífico del Hospital Nacional de Parapléjicos, Ángel Arévalo, ha presentado recientemente un estudio con esta nueva medición. Recibe el nombre de INCS (Integrated Neurological Change Score), y hoy nos habla en Comunica ASPAYM sobre ella.
«Hemos integrado en una sola medida todas las variaciones que tenían lugar con las mediciones anteriores», explica. El anterior método es el ISNCSCI, ampliamente conocido como la escala ASIA.
Sus siglas corresponden a International Standards for Neurological Classification of Spinal Cord Injury. Esta evaluación se ha hecho tradicionalmente «de acuerdo a unos estándares sensoriales», y analizaban la función motora y sensorial de los pacientes.
«La evaluación ISNCSCI o ASIA es la que se utiliza tradicionalmente con los pacientes», señala Arévalo. A través de 4 parámetros se mide la sensibilidad grosera y la fina, así como la movilidad de extremidades superiores e inferiores. «Para medir la sensibilidad utilizamos un pincho y una bola -la fina y la gruesa-», expone el doctor. «De este modo se evalúa desde el segundo segmento cervical hasta el último de la espinal, en áreas que llamamos ‘dermatomas’».
Por lo que respecta a la función motora, se analiza tanto en brazos como en piernas. «Hay cinco músculos clave, en extremidades superiores e inferiores, para medir la movilidad», señala Arévalo. «Estas evaluaciones permiten tener una foto fija del paciente y clasificar su lesión según dos parámetros». Estos son el nivel de lesión, propiamente dicho, y el grado ASIA.
Una medida para la evolución
Para Arévalo, el método tradicional arroja «evaluaciones sensoriales y motoras; pequeñas pinceladas de cómo la lesión cambia entre dos tiempos». Son dos fotos fijas, no el análisis de una evolución: «Con INCS lo podemos evaluar antes o después de una terapia experimental o una rehabilitación, y tener mejor medida de si ha evolucionado para mejor o para peor».
INCS lo integra en una sola medida: «Va de -1 a +1, y vemos cuánto ha cambiado en general», explica el neurocientífico. Si es -1, es que la función preservada se ha perdido. Si es 0, no se advierte evolución. Y si un paciente obtiene +1, significa que ha recuperado función neurológica: « INCS unifica el criterio de qué es recuperador y qué no». Y es que un mismo paciente mejora si atiendes a un aspecto, pero empeora si atiendes a otro. Con un único valor, en cambio, no depende de qué criterio elijamos.
«INCS es mucho mas sensible a los cambios y detecta qué procesos se relacionan con la mejora o empeoramiento de los pacientes». Esto resulta útil también para mejorar la eficacia de los ensayos clínicos.
«Mejoramos la objetividad de cuánto ha evolucionado un paciente, y encontramos nuevos factores para que sea más abordable conseguir la potencia estadística». «A nivel individual, como es tan sensible a los cambios, permite terapias más personalizadas y efectivas», señala. «A nivel de población de las personas con discapacidad, la escala te facilita ver cómo actuar para mejorar la evolución de una lesión medular». Dicho de otro modo, qué hacer para mejorar ese daño neurológico.
Matemática para sanar
La fórmula matemática empleada para esta nueva escala se conoce como ‘técnica de reducción de dimensiones’. Durante varios años, el laboratorio de Neuroinflamación ha trabajado para unificar en un solo valor los valores objetivos que dictaminen si una evolución es positiva o negativa.
El cambio no es el mismo para cada paciente, naturalmente. «Los componentes en motricidad con respecto a la sensibilidad son mayores en casos de tetraplejia; mientras que en paraplejia es al contrario», expone Arévalo.
También tiene más repercusión en casos agudos que en casos crónicos: «Una medición temprana permite terapias personalizadas más afinadas y, al ser INCS más sensible, se encuentran cosas que suelen pasarse por alto».
El Hospital Nacional de Parapléjicos trabaja en ese sentido con los llamados autoanticuerpos. «Los producimos contra estructuras propias, y se asocian a procesos patológicos pero participan también en procesos de reparación». El laboratorio de Neuroinflamación sigue trabajando en estudios sobre cómo se afecta el sistema inmunitario tras una lesión medular.