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ASPAYM ha participado ayer jueves en la Jornada de Incontinencia Fecal que se ha desarrollado en el Congreso de los Diputados. La presidenta Mayte Gallego ha destacado la labor de nuestras asociaciones federadas en defensa de que soluciones a la incontinencia sean asumidas económicamente por la cartera de servicios del Sistema Nacional de Salud.

«Las personas con discapacidad, en igualdad de condiciones, somos más pobres que el resto por todo el gasto extra que conlleva la discapacidad», ha explicado Gallego. Los desembolsos a los que alude abarcan desde terapias a rehabilitaciones, pasando por toda clase de productos de apoyo. «No podemos, en la gran mayoría de los casos, hacer frente a un desembolso económico como el que conlleva la técnica de irrigación transanal», señaló. No, al menos, «cuando no lo financia el Sistema».

Un estigma social

Existen procedimientos como la irrigación transanal, que palian y a veces solucionan la incontinencia. Este síntoma puede ser fruto de la pérdida de control de esfínteres por una lesión medular. Para lidiar con ello, dichas soluciones se demuestran eficaces para el mantenimiento de una digna calidad de vida en el día a día de las personas con discapacidad física.

«Incluir esta técnica en la cartera de servicios de SNS, para que todas las personas tengamos las mismas oportunidades para la utilización de esta técnica, vivamos en el territorio que vivamos, se relaciona directamente con el principio de igualdad de toda la ciudadanía», indica Gallego.

La presidenta de ASPAYM también ha aludido en el Congreso al estigma social de la incontinencia: «No está bien vista socialmente, por lo cual, si en cualquier momento tienes un episodio o un escape provocará que la persona se aísle y tenga miedo a hacer su vida con normalidad».

Este rechazo puede suscitar, en la vida adulta, el abandono del puesto del trabajo, del ocio e incluso de la relación con el entorno. Además, dicho estigma afecta con mayor virulencia a niños y niñas con discapacidad: «Puede tener un impacto negativo en sus estudios, en sus amistades y en las habilidades sociales que empiezan a desarrollar», insiste Gallego.

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