¿Cómo afecta el cambio climático a las personas con discapacidad? A esa pregunta trata de dar respuesta el estudio ‘#EcoINCLUSIÓN: Las personas con discapacidad ante la emergencia climática’, elaborado por el Real Patronato sobre Discapacidad.
El cambio climático está afectando a millones de personas en todo el mundo, pero sus impactos son especialmente graves en quienes viven con una discapacidad. Los desastres naturales, las sequías y otros fenómenos asociados no solo ponen en riesgo su salud, sino también su autonomía y la posibilidad de acceder a los apoyos que necesitan en su vida diaria.

Las personas con discapacidad y sus familias enfrentan una mayor vulnerabilidad frente a los efectos del cambio climático. A menudo se encuentran en desventaja debido a su situación económica, su estado de salud y las barreras que surgen en la información, la participación comunitaria o los protocolos de rescate. Además, enfrentan mayores gastos, menores ingresos para adquirir alimentos de calidad y discriminación por razones de género o edad. En situaciones extremas, las mujeres con discapacidad son más propensas a sufrir violencia, especialmente durante desastres naturales y olas de calor.
Interrupción de servicios
Los servicios esenciales, como los de rehabilitación, integración social y autonomía personal, suelen interrumpirse durante emergencias climáticas. A ello se suma que los sistemas de salud, protección social y alerta temprana carecen de accesibilidad, lo que deja a muchas personas en completa desventaja, en particular a quienes viven en zonas rurales.
En el ámbito de la salud, el cambio climático profundiza las desigualdades en la atención hospitalaria. La interrupción de la atención continua y la pérdida de apoyos vitales, como gafas, audífonos o sillas de ruedas, agravan la situación.

El impacto también se refleja en el ámbito laboral. Muchas personas con discapacidad ya enfrentan dificultades para acceder a un empleo debido a la discriminación y a la falta de educación inclusiva.
Con el cambio climático, las oportunidades se reducen aún más, dificultando mantener o recuperar un trabajo. Además, quienes dependen de equipos eléctricos, como respiradores o dispositivos médicos, viven con la preocupación constante por el alto costo de la energía y los apagones.
La movilidad es otro gran desafío. El cambio climático obliga a muchas personas a desplazarse de sus hogares, pero las personas con discapacidad tienen menos recursos para hacerlo y dependen de apoyos específicos. Esto las expone a permanecer en lugares peligrosos o a sufrir accidentes en traslados inseguros. Al reubicarse en otras ciudades o países, encuentran obstáculos en el transporte, el alojamiento y el acceso a servicios básicos. Quienes requieren asistentes personales enfrentan aún más dificultades para adaptarse a nuevos entornos.
Las consecuencias de los desastres naturales sobre la infraestructura —como carreteras dañadas, ascensores fuera de servicio o rampas destruidas— agravan la incomunicación y el aislamiento. Todo esto deja en evidencia que el cambio climático no solo es un problema ambiental, sino también una cuestión de derechos humanos, que exige respuestas inclusivas y accesibles para proteger a las personas con discapacidad en todo el mundo.
Llamada a la acción
El estudio sobre cambio climático y personas con discapacidad también incluye claves para pasar a la acción. Entre ellas, considera «fundamental» garantizar la participación de las personas con discapacidad en las decisiones y planes de respuesta a desastres. Las políticas deben asegurar accesibilidad universal, formación a profesionales y a las propias personas con discapacidad, así como información clara y adaptada.
Además, se requiere un teléfono de emergencias accesible, espacios de diálogo sobre ecología y discapacidad, apoyo laboral y económico. Asimismo, se explicita la necesidad de protocolos específicos que protejan a quienes dependen de dispositivos electrónicos durante apagones o desastres.