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Desde la Federación Nacional ASPAYM queremos manifestar nuestro más firme rechazo y profunda repulsa ante las declaraciones recientemente pronunciadas por el obispo emérito Juan Antonio Reig Pla, en las que se refirió de manera ofensiva, injusta y discriminatoria a las personas a las que representamos.

Las palabras del señor Reig Pla no sólo constituyen una falta de respeto a la dignidad inherente de toda persona, sino que chocan frontalmente contra los principios fundamentales de los derechos humanos reconocidos por la comunidad internacional.

Avances y desafíos

Durante las últimas décadas, las personas con discapacidad hemos conquistado importantes avances en el reconocimiento de nuestros derechos, de nuestra participación plena en la sociedad y hacia una igualdad de oportunidades. La Convención Internacional sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad de la ONU (2006) —ratificada por España— establece en su artículo 1 que su propósito es «promover, proteger y asegurar el goce pleno y en condiciones de igualdad de todos los derechos humanos y libertades fundamentales por todas las personas con discapacidad, y promover el respeto de su dignidad inherente».

Asimismo, la Estrategia de la Unión Europea sobre los Derechos de las Personas con Discapacidad 2021-2030 establece una hoja de ruta clara para eliminar barreras, fomentar la inclusión y garantizar la igualdad real. Gracias a estos marcos legales, hemos avanzado en ámbitos como la educación inclusiva, el acceso al empleo, la accesibilidad urbana y digital, y la representación institucional.

Sin embargo, no podemos cerrar los ojos a los desafíos que aún persisten: discriminación laboral, barreras arquitectónicas, estigmas sociales, violencia contra mujeres y niñas con discapacidad, infantilización… y especialmente discursos como el del obispo emérito Reig Pla, que perpetúan visiones anticuadas y profundamente hirientes, los cuales rechazamos con firmeza.

Por todo ello, desde ASPAYM rechazamos categóricamente toda forma de desprecio, exclusión o paternalismo hacia las personas con discapacidad. Las palabras que hieren y estigmatizan no pueden tener cabida en esta sociedad del siglo XXI.

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