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Contar con perros de asistencia, uno guía o uno de terapia puede ser vertebral a la hora de encarar el día a día de una persona con discapacidad. El apoyo de estos animales, convenientemente adiestrados, facilitan enormemente la vida de sus dueños. Además, les dan acompañamiento y un cariño más que necesario.

Sin embargo, estos animales están entrenados de formas bien distintas para realizar de una manera óptima su trabajo. Conocer las diferencias entre todos ellos será fundamental cuando queramos contar con un can que se ajuste a las necesidades de nuestra discapacidad.

Perro de asistencia; o cómo superar las barreras

El perro de asistencia es como se llama genéricamente a todo can adiestrado para ayudar a una persona con discapacidad. El más conocido es el perro de asistencia para la discapacidad visual (perro guía), aunque existen otros preparados para diferentes discapacidades.

En la discapacidad física, el entrenamiento del perro puede facilitarnos apagar o encender interruptores a los que no llegamos, así como tocar timbres. Son buenas soluciones tempranas para lesionados medulares recientes hasta que consigamos adaptar nuestro domicilio. Pero su función no acaba ahí.

Un perro de asistencia también ayuda día a día con las cosas que se caen al suelo y que las personas que viven solas necesitan recoger al instante. Además puede ayudar con otros menesteres caseros, como abrir y cerrar cajones, y facilitarnos el paso desplazando obstáculos en nuestro camino.

Ni que decir tiene que todo perro de asistencia debe ser dócil, amansado, previsible y despierto. Un comportamiento sumiso y adecuado facilitará que siga las órdenes necesarias con rapidez y precisión. El pasivo que aportan estos animales es, naturalmente, el afecto.

Además de brindar seguridad y cierta independencia, un perro otorga su amor incondicional. Su cariño y lealtad son proverbiales, y la ayuda que están entrenados a aportar se complementa a la perfección con su ternura y su apoyo emocional.

Identificaremos a estos perros por la calle porque suelen llevar un chaleco de color azul. Eso sí, es importante no molestar ni distraer al animal con juegos, mimos y caricias, ya que podríamos despistarle en un momento en que necesita máxima concentración para las necesidades de su dueño.

Perros de terapia y perros guía

No conviene confundir los perros de asistencia, en sentido genérico, con el perro guía, específico de las personas con discapacidad visual y al que identificaremos por su chaleco rojo o negro, o los destinados a personas con discapacidad auditiva, con chaleco naranja.

También existen los perros de terapia. Estos últimos pueden tener importancia para personas con lesión medular y otras discapacidades físicas. En ciertas rehabilitaciones de discapacidades en los que la movilidad perdida se puede recuperar parcialmente, o directamente estimular, existen perros adiestrados para el acompañamiento. Su chaleco, como aquellos perros adiestrados para personas con discapacidad motora, suele ser azul.

Pero sin duda la mejor terapia en la que aportan su mayor potencial es en la emocional, con sus chalecos de color rosa o amarillo. El perro puede ser una herramienta para verbalizar sentimientos, dudas, miedos, inquietudes y reflexiones que cuesta que afloren por sí solas.

Además, la motivación para volver a salir a la calle y relacionarse de nuevo con las personas es esencial. En ese sentido, un can funciona como un estímulo considerable de cara a afrontar, una vez más, el mundo exterior.

Conseguir un perro de asistencia

La mejor manera de conseguir perros de asistencia, guía o de terapia es acudir a una asociación específica. En España existen varias como AEPA, PAAT, Hydra, Canplanet, Dogpoint, o Educan, entre otros.

Numerosas comunidades autónomas cuentan con sus legislaciones a la hora de conocer requisitos, ayudas y condiciones para la adopción de perros de asistencia. La última en sumarse ha sido Andalucía. Con todo, sigue siendo una asignatura pendiente en autonomías como Asturias, Ceuta o Melilla. Además, sería muy conveniente la aprobación de una ley estatal que simplifique las normas y facilite la adopción de estas necesarias mascotas para las personas con discapacidad.

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