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¿Cuán graves son los riesgos de suicidio en las personas con lesión medular? A finales del año pasado ya abordamos de manera sucinta algunas claves en torno a la relación entre la discapacidad y la pandemia de salud mental. Hace unas semanas un reciente estudio ha profundizado más a fondo en torno a este tema.

Bajo el título El suicidio en las personas con discapacidad en España, el Observatorio Estatal de la Discapacidad ha conducido este estudio a cargo de numerosos profesionales de la salud. Física y mental.

Una mujer con discapacidad yace en el suelo afectada por una nube negra que simboliza la depresión y el riesgo de suicidio

Entre ellos destacan Luis Miguel Bascones, Óscar Muñoz, Elena Ortega y Esperanza de Pinedo. También se recogen declaraciones y puntos de vista de Mª José Arroyo, psicóloga especialista en Psicología Clínica de la Fundación del Lesionado Medular.

Sexto factor de riesgo

Dentro de lo que son los factores de riesgo individuales, el estudio identifica la lesión medular en la sexta posición. Lo incluye dentro de las enfermedades y dolores crónicos. Por delante estarían la desesperanza, pérdidas de trabajo o financieras, abuso de sustancias nocivas, trastornos de salud mental y tentativas previas. Por detrás, antecedentes familiares y factores genéticos.

El estudio también recoge un vínculo entre la discapacidad y la ideación suicida, el mismo deseo de poner fin a la propia vida. En ese sentido se identifica un cúmulo de factores como la autopercepción de carga, la soledad y circunstancias sociales. Entre estas, se enumera el desempleo, la discriminación, el acoso o la estigmatización. También, cuando una red social se tambalea o un núcleo familiar se desestructura, la lesión medular sobrevenida suele ser el caso ejemplar.

Arroyo identifica, dentro de la combinación de factores biopsicosociales, el dolor neuropático. Muy propio de la lesión medular, de alta intensidad y de profunda mella en las personas: «Cuando entramos en ese punto de sufrimiento, creo que es muy difícil revertirlo», se recoge en el estudio. «[El suicidio] se convierte en la única salida posible para acabar con ese sufrimiento (…). Pero [son casos] muy, muy específicos. Estamos diciendo que no es mayoritario».

Y es que ese vínculo entre discapacidad e ideación suicida que señalan algunos autores no implica una relación directa entre los riesgos de suicidio y la lesión medular. Así lo defiende Arroyo en el estudio: «Hay que diferenciar entre el intento como tal y la ideación (…). Una persona, cuando tiene una lesión medular, en algún momento se pregunta […] para qué sigue viviendo así».

Aprendiendo a prevenir

Arroyo también descarta que la discapacidad sobrevenida sea causa única de un intento autolítico. Para ella, sucede cuando «concurren otras condiciones de vulnerabilidad previas o en el momento en que llega esta circunstancia». Dicho de otro modo, el deterioro o la vulnerabilidad de la persona está ahí previamente, y «ocurre algo, como puede ser una lesión medular, que lo que hace es aflorar o precipitar todo eso que estaba ahí».

Así, la psicóloga distingue entre tres grupos de personas: las dos primeras son aquellas cuyas tentativas autolíticas desembocan en una lesión medular (con trastorno psiquiátrico de base, o sin él). Las últimas son las que, teniendo una lesión medular, desarrollan intentos de suicidio.

Sin embargo, para la Fundación del Lesionado Medular, menos del 10% de las personas que ingresan lo hacen por intento de suicidio. Aún menores son las cifras de nuevos intentos: «Hay un trabajo, no solamente nuestro, sino de los servicios de salud mental». Entre los principales factores de protección al comportamiento suicida, destacan la red familiar y social. También un autotrabajo en el desarrollo de competencias emocionales y comunicativas.

Una mujer con discapacidad física sufre depresión

Entre ellas, destaca dedicarse tiempo a saber expresarse, reflexionar, gestionar el malestar y practicar la escucha activa y la resiliencia. En las responsabilidades de la sociedad, se plantea una estrategia multicapa, que aborde ámbitos sociosanitarios, educativos, económicos o laborales. También se apunta a inversiones en sistemas de atención y detección temprana, divulgación en medios de comunicación y labor terapéutica de prevención en el campo de la salud mental.

Teléfonos de prevención del suicidio

Línea de atención a la conducta suicida: 024

Teléfono de la esperanza. Funciona las 24 horas: 717 003 717 y 91 459 00 55

Teléfono de prevención del suicidio: 900 925 555 

Teléfono contra el suicidio: 911 385 385

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