La violencia machista es una de las grandes lacras en la lucha por la igualdad y la no discriminación de las mujeres. Es además una de las puntas de lanza de toda manifestación o concentración feminista, y uno de las principales puntos en la hoja de ruta de todo 8M.
La violencia de género se vertebra en su inmensa mayoría, por no decir en su práctica totalidad, contra las mujeres. Pero un inmenso porcentaje afecta a su vez a las mujeres con discapacidad. Los últimos datos así lo revelan: un 39,5% de mujeres con discapacidad asegura sufrir violencia psicológica; un 14,8%, violencia sexual, y un 17,4%, violencia física. Además, el 20% de mujeres asesinadas por violencia machista. tenían discapacidad. Y en el caso de las discapacidades sobrevenidas, el 17,5% de las mujeres la adquirió después de un episodio de maltrato.
Wafa El Elj es una de estas últimas. Tiene tetraplejia, provocada después de que su expareja le disparase por la nuca en plena calle, antes de suicidarse. Su nueva vida, al empezar de cero, le ha traído, por paradójico que suene, mucha más libertad que antes. Con ella hablamos, en #CaminoAl8M, de violencia machista, igualdad y la lucha de ser mujer con una gran discapacidad.
Discapacidad por maltrato
¿En qué circunstancias adquiriste la tetraplejia?
La fecha fue el 23 de octubre de 2014. Yo por entonces ya estaba separada de mi pareja, se había dedicado a irme anulando y a decidir por mí a lo largo de nuestra relación. Aquel día, salía del gimnasio donde hacía ejercicio y me pilló a la salida. Quería que me subiera al coche con él y me negué. Al darme la vuelta, me disparó en la nuca: la bala penetró a nivel cervical y se quedó alojada en la mandíbula. Hoy solo muevo de los hombros y el cuello hacia arriba.
¿En qué circunstancias adquiriste la tetraplejia?
La fecha fue el 23 de octubre de 2014. Yo por entonces ya estaba separada de mi pareja, se había dedicado a irme anulando y a decidir por mí a lo largo de nuestra relación. Aquel día, salía del gimnasio donde hacía ejercicio y me pilló a la salida. Quería que me subiera al coche con él y me negué. Al darme la vuelta, me disparó en la nuca: la bala penetró a nivel cervical y se quedó alojada en la mandíbula. Hoy solo muevo de los hombros y el cuello hacia arriba.
¿Qué ha supuesto esa agresión para tu vida?
He tenido que aprender a vivir de nuevo. Tienes que volver a nacer con esta lesión, vivir con todos los recuerdos pero a la vez dejar tu vida atrás. Pero al aprender y asimilar que ya no me podía valer por mí misma físicamente, aprendí a hacerlo psicológicamente. Antes no podía.
¿En qué aspectos sientes que has ganado, ahora que esa persona ya no está en tu día a día?
Él me había alejado de todo el mundo, mi vida era mucho más limitada. Esa otra persona pensaba por mí y era la que decía lo que tenía que hacer en todo momento. Ahora puedo ser yo misma, soy feliz con mi lesión y he podido hacer más cosas que cuando sufría violencia machista. Antes no sabía ni dibujar con las manos, hoy puedo pintar con la boca. Puedo viajar cuando me dé la gana sin tener que pedirle permiso a nadie, eso en mi vida anterior era impensable. Era como una marioneta para aquella persona, y hoy para mí lo más satisfactorio es poder salir, levantarme de la cama cada mañana con esta lesión y ver que puedo seguir viviendo y haciendo todo lo que deseo.
Machismo universal
¿Cómo se vincula el machismo con lo que has experimentado tú durante aquellos años?
Considero que el machismo es lo que me ha hecho tanto daño en la vida. Él lo era en todos los sentidos: decidía si podía ir a ver o no a mis padres, hizo que poco a poco dejase de quedar con mis amigas… Él era mi mundo, y mi trabajo, cuando no le veía, mi único refugio. Ese machismo, por desgracia, está en todas partes: hay gente que puede salir y gente que sigue porque hay hijos en común o porque estás atado a esa persona. Es la mayor lucha que nos queda, a día de hoy.
¿Sigue siendo este el objetivo prioritario de cada 8M?
Para mí, sí. Que se siga luchando contra la violencia de genero, que no desamparen a las mujeres que hoy en día la viven. Tenemos que conseguir no tener que depender de los hombres y que una mujer sea libre al 100%. Para pelear por esos derechos hemos de luchar todos juntos, mujeres y hombres.
¿Cómo influye el mundo laboral en las mujeres con discapacidad?
En lo que se refiere al trabajo, las mujeres tendríamos que tener el mismo nivel salarial que los hombres. Por lo que se refiere a la discapacidad, tenemos algo más de barreras. En mi caso, hay pocos trabajos a los que yo pueda acceder, solo aquellos con ordenador y que tengan la tecnología necesaria para trabajar sin las manos. Apostar por eliminar estas barreras es importante, porque hay mujeres con discapacidad que creen que nunca podrían volver a trabajar.
Reivindicaciones para el 8M
¿Cómo encaras el 8M?
Yo preferiría que no se acordaran de nosotras solo el 8M o el 25N, sino que la lucha de las mujeres tuviera lugar todos los días. Sí que es cierto que si no existiese este día, no reivindicaríamos los derechos por los que luchamos, es importante tener una jornada significativa que le dé sentido.
¿Qué se ha conseguido hasta la fecha?
Avanzar, sobre todo a nivel de los trabajos. No estamos al 100% de la igualdad de todos los hombres, pero se ha podido conseguir que a nivel general podamos trabajar, tener un sueldo digno y ascender a cargos que antes eran inconcebibles, ser presidenta o directora de una compañía. Aparte, hemos conseguido que la mujer sea algo mas que una ama de casa, que sea lo que ella decida