La Agencia Espacial Europea dio arranque en el comienzo de este 2022 al primer programa espacial de personas con discapacidad física
Hoy es el Día de los Vuelos Espaciales Tripulados, un hito científico del que las personas con discapacidad están cada vez más cerca. A comienzos de este año eldiario.es se hacía eco de la apertura de un nuevo programa en la Agencia Espacial Europea.
Era el primero que el organismo llevaba a cabo en 11 años. Con una particularidad: los astronautas de estos vuelos espaciales tripulados serían personas con discapacidad física. El reclutamiento comenzó en enero de 2021, y para junio ya se habían inscrito 287 personas. En el arranque de 2022, Josef Aschbacher, director de la Agencia, ya fijó de cara a los medios un total de 29 seleccionados; 21 hombres y 8 mujeres.
La ambición de Aschbacher ya era de sobra conocida: meses atrás se había propuesto el objetivo de que en esta década fuera una mujer la primera europea en pisar la luna. Quizá, hasta una mujer con discapacidad. Sin embargo, cuando la Agencia fijó sus objetivos para 2025, nada podía predecir que se reservarían estos recursos para las personas con discapacidad. De hecho, en su documento de 20 páginas apenas se las mencionaba en un párrafo:
«La ESA [siglas de la Agencia Espacial Europea en inglés] seguirá esmerándose para convertirse en un lugar de trabajo donde todas las identidades se sientan bien acogidas. Tomará las medidas oportunas a favor de las personas con discapacidad y en particular comprobará que el Reglamento del personal garantice la inclusión y haga desaparecer cualquier posible prejuicio discriminatorio».
El documento solo se comprometía a solicitar «en la medida de lo posible el asesoramiento de expertos externos». Parecía que sus metas se ceñían a «evaluar y comparar las certificaciones relevantes, definir las mejores prácticas y la responsabilidad social corporativa».
Proyecto de parastronauta
Bajo el nombre de parastronauta se define a las personas con discapacidad que se postulan a estos vuelos espaciales tripulados. Pero el término en sí ya es discutido por uno de sus responsables:
«Queremos crear astronautas de pleno derecho», sostiene Dagmar Boos, director del Centro de Competencia y Política de Personal de la Agencia. 3 tipos de discapacidad se han tenido en cuenta: la acondroplasia (o baja estatura), la amputación de miembros inferiores y longitud desigual de piernas.
«La buena audición o el uso funcional de manos y brazos son esenciales», señala Boos. El resto del entrenamiento será igual al de aquellos astronautas que se han formado a lo largo de los años previos.
Como indica eldiario, las personas candidatas se someterán a pruebas cognitivas, técnicas, de coordinación motriz y de personalidad, Además, comprobarán su capacidad de resistir misiones largas en el espacio y terminarán con entrevistas personales. En otoño de este año, la ESA escogerá a una primera remesa de candidatos, de los que seis pasarán a formar parte del equipo de astronautas y el resto quedarán en la reserva.
Un proceso de selección paralímpico
Con prudencia sideral, la Agencia no se coloca en condiciones de garantizar vuelos espaciales tripulados a personas con discapacidad. Sin embargo, a través de este programa, manifiestan su compromiso «a intentarlo tan duro y seriamente como sea posible».
En ese sentido, la Agencia ha iniciado ya una fase de diálogo con proveedores de vuelos espaciales y socios internacionales. El objetivo es analizar medidas a tomar «para despejar el camino e incluir a la(s) persona(s) que se seleccionará(n) para volar» indican. Su rol no será el de meros turistas, sino «personas plenamente autorizadas, miembros de la tripulación de una misión espacial».
El Comité Paralímpico Internacional ha asesorado a este organismo para evaluar los requisitos previos de las personas con discapacidad para estas misiones. A través de un código de tres colores; rojo, verde o amarillo, se evalúan todas las tareas de una misión espacial segura y útil. El rojo indica incompatibilidad de la discapacidad con la tarea. El verde, compatibilidad. Y el amarillo, posibilidad de realizarse con ajustes.
Esa será la nueva tarea de la Agencia: estudiar qué adaptaciones llevar a cabo para hacer sus naves y sus viajes accesibles. Solo así se podrá garantizar una inclusión plena de las personas con discapacidad en los vuelos espaciales tripulados.