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Este discurso de Israel Codes, presidente de ASPAYM Málaga, le valió el segundo premio en el Concurso Internacional de Oratoria. Codes hizo pública su intervención en vídeo de este certamen a principios de esta semana, por el Día de la Lesión Medular.

Hoy, Comunica ASPAYM pública íntegra la versión sin cortes de este discurso:

Texto íntegro del discurso de Israel Codes

CAMBIA TUS PENSAMIENTOS Y CAMBIARÁS TU MUNDO.

Norman Vincent Peale


Como veis, voy en silla de ruedas y, los más listos, habréis observado que tampoco tengo mucho pelo.

Hace 9 años, un día por la mañana, estaba desayunando en mi cocina, preparándome para trabajar; y por la noche, estaba bebiendo agua con una pajita, inmóvil y con un collarín. A partir de ahí todo cambió.

Después de un proceso de estabilización de tres meses pasando por varios hospitales, estuve otros 10 meses en rehabilitación. Para que la rehabilitación física tenga efecto, primero hay que estar bien psicológicamente, y esto requiere pasar por distintas fases después de una situación traumática y con secuelas. Estas fases son negación, duelo y aceptación.

Yo, gracias a Dios, no tardé mucho en pasarlas y eso me permitió seguir adelante con mi vida de una forma positiva.
Aún así, mi fisio me decía: «¡La verdadera rehabilitación la harás cuando vuelvas a casa!» Yo no lo entendía, pensaba que en la casa no tenía máquinas, ni otro fisio, pensaba que estaba mayor y le daba la razón, pero sin creerlo.

Pero a los 5 minutos de llegar a casa me di cuenta de cuanta razón tenía.

Primero: el ser humano, como siempre, no dejó de sorprenderme. Personas con las que había compartido mi vida no se atrevían a acercarse. O bien porque no sabían cómo reaccionar, o porque pensaban sería contagioso. Ni idea.
Y, sin embargo, otras personas con las que casi no había tenido trato, me ofrecieron su ayuda y su amistad…

Yo pensaba: «¡Pero si soy yo! Soy Israel. No he cambiado, soy el mismo, solo que voy en silla de ruedas porque no puedo andar, ¡soy yo!

Comprendí que la burbuja en la que había estado durante esos 10 meses había desaparecido. Ya no era yo el protagonista principal. Ahora nada me servía: escalones, farolas, árboles, puertas estrechas y demás problemas se habían convertido en mi día a día…

De repente, ya no podía ir a mi cafetería preferida, ya no podía comprar en mis tiendas favoritas, no podía ir ni siquiera al parque con mi hijo porque las farolas estaban en mitad de la acera… ¡Incomprensible!

Ahora era yo un problema, era la nota discordante. Ahora cuando pregunto por qué no hay baño adaptado, ponen mala cara, me miran como preguntándose que por qué he salido de casa. ¿Os imagináis que ponen un muro de 1 metro de altura en vuestro bar favorito y no podéis entrar a tomar un café? ¿Qué haríais si cuando vais a entrar al baño, la puerta es tan bajita que solo entran los niños? ¿Protestaríais? ¿Pensáis que el problema seríais vosotros o la accesibilidad? ¿Os acordáis si el último restaurante q habéis ido es accesible?

Hasta ese momento, yo mismo nunca me había parado a pensar en ello tampoco. Yo también había sido persona sin discapacidad, también había pasado mi día a día sin que me molestasen los escalones. ¡Dicen que la experiencia es un grado, pues yo tengo 2!

Mi discapacidad es proporcional al nivel de accesibilidad que haya en mi entorno.

No me mires y pienses «Qué bien se apaña», «No se ve triste después de como está», «Es un ejemplo a seguir». En vez de eso, ayúdame a que todo sea más accesible. Protesta cuando veas un escalón, no plantes ese árbol en la acera si eres el operario, no aparques en mi plaza por esos 5 minutos… Aprecia mis valores como persona, no te fijes en mi silla, a mí tampoco me gusta…

¡Sé tú un ejemplo para mí… no quiero que me mires, quiero que me veas!

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