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Conocemos los diferentes grados y clases de discapacidad, y a qué ayudas o qué prestaciones podemos optar de acuerdo al porcentaje en el que nos ubiquemos.

Para pedir una prestación, hay que atender a los porcentajes o grados de discapacidad para la cesión de ayudas dictadas por la norma. Conocer bien en qué categoría entra cada discapacidad es fundamental para reclamar nuestros derechos.

La clasificación de las diferentes discapacidades se realiza atendiendo a lo que conocemos como Actividades de la Vida Diaria. Comer, desplazarse o asearse son acciones que se desempeñan cotidianamente con diferentes grados de autonomía, según cada persona. Ese baremo incluye la capacidad de comunicación, de mantener una vida sexual y relaciones afectivas, el control del sueño y los autocuidados, entre otros aspectos.

5 grados, 5 clases

En esta catalogación podemos encontrar 5 grados, o cinco clases:

Grado 1 / Clase 1: se considera una discapacidad nula, del 0%. Una persona puede sufrir síntomas de una enfermedad o secuelas de un accidente. Sin embargo, esas realidades no interfieren en el desempeño habitual, normalizado y autónomo de sus actividades de la vida diaria.

Grado 2 / Clase 2: equivalente a una discapacidad leve. El porcentaje puede ascender hasta el 24%. Existen ciertas dificultades a la hora de realizar las actividades de la vida diaria. Sin embargo, estas se pueden desempeñar, eventualmente, pese a los obstáculos.

Grado 3 / Clase 3: discapacidad moderada. El porcentaje varía entre el 25% y el 49%. Existen ventajas fiscales ya específicas para quienes superan el 33% de discapacidad, como veremos a continuación. Aunque ya aparecen escollos importantes para las actividades de la vida diaria, aún existe capacidad para el autocuidado.

Grado 4 / Clase 4: discapacidad grave. Abarca del 50 al 70%. Cuando supera el 65% de discapacidad, la persona ya es susceptible de ser beneficiaria de ciertas prestaciones y beneficios. Sus dificultades para encarar las actividades de la vida diaria afectan incluso al autocuidado

Grado 5 / Clase 5. discapacidad muy grave o permanente. Superior al 75%. Se considera directamente imposible desempeñar las actividades de la vida diaria.

Ayudas y prestaciones

Los documentos administrativos contemplan la concesión de privilegios, beneficios, ayudas y prestaciones a partir de grados de discapacidad cuyo porcentaje sea, al menos, del 33%. Por su parte, las subvenciones económicas comienzan a concederse a partir del 65%.

Las personas con discapacidades moderadas, sin embargo, también resultan atendidas en ciertos aspectos de la legislación española. Así, se conceden descuentos para espectáculos de ocio o cultura y utilización del transporte público, deducciones en la adquisición de vivienda y bonificaciones en los impuestos de sucesiones y donaciones de hasta 55.000 euros. También se puede solicitar la tarjeta de aparcamiento en una plaza PMR, cuando la persona tiene reconocida la movilidad reducida.

Por otra parte, aquellas personas con discapacidad más grave gozan de estas mismas ventajas, y en el caso de la bonificación de impuestos de sucesiones pueden deducirse hasta 153.000 euros. Además, cuentan con el derecho de solicitar una prestación no contributiva por discapacidad.

Para reclamar esta prestación, deben haber vivido en España al menos cinco años, y encontrarse en la franja de edad de entre los 18 y los 65 años. También tienen la posibilidad de solicitar ayudas específicas para quienes viven de alquiler, así como una prestación complementaria para pensionistas.

Otros beneficios fiscales para las personas con discapacidad pasan por deducciones en la declaración de la renta; concretamente, en el Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Además, hay exenciones totales de impuestos de matriculación en vehículos de uso exclusivo, y bonificaciones en pagos como el IBI, tasas de basura o de alcantarillado.

Las discapacidades más graves cuentan con complementos en las prestaciones. A partir del 75% se incrementan las ayudas económicas, en un afán de la administración por equilibrar las situaciones y tratar de volver a alcanzar una igualdad real.

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