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Seguir aportando a la sociedad. Ese es el deseo de Jacobo Barchin (San Clemente, 1990), un guardia civil al que en 2020 le sobrevino una lesión medular por un accidente de bicicleta. Con una lesión dorsal incompleta, Jacobo trata de reincorporarse al puesto que ganó por oposición en 2015.

Su batalla es esta: ejercer su derecho al trabajo, con las adaptaciones pertinentes, cumplir su sueño de estar en la Guardia Civil, y seguir contribuyendo a la ciudadanía española. «Él nunca se conformó, siempre creyó que por poco que fuera iba a mejorar». Son palabras de Raquel Morcillo, su pareja desde hace doce años, para Comunica ASPAYM.

Ella recuerda aún su llamada cuando tuvo el accidente, una caída que le llevó a aterrizar en una arqueta en el arcén de la carretera sin señalizar ni alcantarillar: «Los médicos al principio le dijeron que no iba a volver a caminar», rememora. «Jacobo ha hecho rehabilitación durante más de tres años y medio, y a base de mucha resiliencia, esfuerzo, trabajo y constancia hoy puede andar con un andador y con ortesis».

La lesión de Jacobo, al principio diagnosticada como completa, se demostró una parapesia en miembros inferiores, donde disminuyó tanto su fuerza como su sensibilidad, pero que le mantuvo la movilidad en miembros superiores y el tronco intacto: «Para distancias más largas aún necesita la silla de ruedas, pero en distancias cortas es capaz de andar con independencia y autonomía».

Una rehabilitación de película

«Fue una rehabilitación de película», evoca Raquel. Dos horas diarias en el hospital de fisioterapia, ejercicios y recuperación de fuerza y movilidad con asistencia: «Un vuelco vital donde tuvo que reinventarse, adaptarse a sus limitaciones, pero siempre supo que tenía que tirar para adelante»

Su problema ahora está a la hora de su reincorporación a la Guardia Civil. Con un 70% de grado de discapacidad reconocido, Jacobo no puede regresar a su puesto en seguridad ciudadana, patrullando por las calles. Pero la familia no considera que su situación le incapacite para otras tareas, burocráticas o de oficina: «Los primeros informes médicos eran favorables, y le decían que harían lo posible por ayudarle a reincorporarse», recuerda Raquel.

Sin embargo, en junio del pasado año, cuentan que el tribunal rechazó su solicitud, alegando que no podía trabajar como Guardia Civil. Aún más, agregan que los responsables de su evaluación le recomendaron una asociación para ir por las tardes: «Desde entonces estamos acompañados por la Asociación Unificada de Guardias Civiles, que nos asesoran jurídicamente», indica Raquel «Alegamos que se trata de un caso de discriminación por discapacidad física».

A comienzos de año, esta familia relata que un nuevo tribunal en Madrid ha desestimado una vez más su solicitud. Su próximo objetivo: el Ministerio de Defensa: «Esperamos que resuelvan a nuestro favor», confía Raquel.

«Lo que Jacobo no quiere es que le discriminen por tener una discapacidad», afirma. «Sus facultades cognitivas, su control de tronco y sus miembros superiores están intactos». Para el guardia civil, formar parte de estas fuerzas y cuerpos de seguridad del estado es un sueño desde que era niño: «Es algo vocacional para él, puede aportar mucho a esta institución y a la sociedad, también desde la silla de ruedas».

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