Estrenamos una breve serie sobre viviendas accesibles, cuarto a cuarto. Hoy desgranaremos los diferentes elementos que deben componer una cocina adaptada para personas con lesión medular y otras discapacidades físicas.
Una cocina accesible es fundamental para cualquier casa adaptada que se precie de serlo. Después de analizar los pormenores que destacan en un cuarto de baño, hoy pasaremos a otra habitación esencial.
Ya indicamos en la anterior entrada algunas cuestiones generales aplicables a todos los espacios de una vivienda accesible. Pero no está de más recordarlo. En la medida de lo posible, la entrada de la silla de ruedas ha de ser directa, sin giros complicados. El espacio de paso ha de ser de, al menos, unos 80 centímetros, y la puerta será mejor si esta es mejor corredera. Tampoco hay que olvidar que la estancia debe permitir rotaciones de la silla sin obstáculos que se interpongan en su camino.
Esto en la cocina resulta fundamental. Después de todo, es probablemente el cuarto en el que más ‘maniobramos’. Recoge un sinfín de operaciones muy concretas en un espacio someramente reducido. Desde preparar hasta almacenar comida, pasando por el lavado de cubiertos y ropa.
Sin embargo, también existen casas que cuentan con despensa o espacios específicamente destinados a la colada. Por lo general, siempre nos tocará guardar algo de comida en la misma cocina. Además, resulta más frecuente que inusual el hecho de que la lavadora se ubique en esta estancia, en lugar de en otra diferente.
Algunas disposiciones y medidas
Hay maneras muy específicas de diseñar una cocina en su conjunto, pero unas son mejores que otras si queremos que sea accesible. La disposición puede ser lineal, en paralelo, en U o en L. Una persona con discapacidad física se moverá con más agilidad y rapidez en cualquiera de estas dos últimas, ya que se ahorra semicírculos completos e idas y venidas continuadas.
Otras disposiciones fundamentales en la cocina pasan por tener bordes siempre redondeados en el mobiliario, evitando esquinas muy afiladas. También resulta importante que el suelo sea lo más antideslizante posible.
Por su parte, los enchufes e interruptores han de situarse en una altura de entre 80 y 110 centímetros. Además, han de estar a menos de medio metro de las esquinas, y nunca en una ubicación tan profunda que impida su acceso fácil y cómodo.
Las baldas de los cajones y los armarios deben colocarse a una altura de entre 40 y 140 centímetros. Es preferible que sus tiradores y agarraderas sean del manejo más sencillo posible, incluso con el puño cerrado.
Los electrodomésticos deben estar integrados en la cocina, pero también lo suficientemente separados como para no entorpecerse en distintas áreas de trabajo.
La encimera, el lugar para preparar la comida
La altura de la encimera es prioritaria en una cocina accesible. Y no solo para tener el microondas al alcance de la mano. En esta mesa nos serviremos para preparar alimentos, cocinarlos y en ocasiones hasta fregarlos. Por ello, una única mesa para tres áreas de trabajo debe estar a una altura de entre unos 70 y unos 80 centímetros. Su profundidad no puede exceder los 60 centímetros.
Un recurso accesible para estas zonas es contar con armarios móviles bajo ellas. Desplazables por ruedas, nos permitirán tener más alimentos, y sus condimentos, a mano. Ello nos facilitará trabajar mejor los platos más preparados. Estos armarios móviles son también buenas soluciones para guardar vajilla y cubertería, aunque muchas personas prefieren el típico escurridor sobre la superficie del fregadero. Eso, como todo, al gusto de cada persona. Estas facilidades, junto a soluciones como utensilios adaptados a ciertas discapacidades, nos ayudarán a manejarnos mejor en la cocina.
Para la cocina propiamente dicha, es mejor que las fuentes de calor estén alineadas. También conviene poder guardar cerca ollas y sartenes, y tener superficie aislante de margen para dejarlas sin quemarnos.
A diferencia de muchas otras disposiciones, será preferible que el horno esté separado de la cocina, para tener espacio para las piernas. Por su parte, los mejores hornos tendrán una altura regulable, o en su defecto no superior a la altura de nuestros ojos.
Guardar y limpiar
Para almacenar la comida, las neveras Combi que conjuntan frigorífico con congelador son las más apropiadas. Deben contar con sistema de descongelación automática, y estanterías y cajones transparentes para ver el interior. Tampoco conviene que sean muy grandes, o desperdiciaremos espacio que jamás utilizaremos. Además, la puerta tiene que poder abrirse hasta 180 grados, y estar separada del suelo unos 30 centímetros.
El fregadero debe tener cerca el cubo de basura y la cocina, para poder escurrir el agua de las ollas sin grandes trayectos. Tampoco debe situarse lejos ni del lavavajillas, en caso de que la cocina accesible disponga de él, ni del desagüe.
Los mejores grifos para el fregadero adaptado contarán con un mango largo. También serán, en la medida de lo posible, monomando. De esta forma, se podrá controlar cómodamente el caudal y la temperatura. Además, se podrá alcanzar con facilidad desde el borde de la encimera.
Novedades accesibles
Las últimas novedades en tecnología domótica también han remado en dirección a las cocinas accesibles. Los sistemas automatizados programables o la luz específica guiada por sensores de movimiento son factores que juegan a favor de las cocinas adaptadas para personas con discapacidad.
Pero la principal aportación en este sentido son los espacios movibles. Desde encimeras ajustables a gabinetes móviles, pasando por cajones deslizantes o mesas extensibles son los principales responsables del equilibrio entre comodidad accesible y espacio disponible. Todo ello, sumado a las cocinas multifuncionales, se encamina a facilitarnos el día a día en la cocina. También a tener a nuestro gusto, lo más personalizado posible, todo cuanto requiramos de un modo cómodo y accesible.
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