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La discapacidad en la universidad ha sido tema de estudio del último informe publicado por CERMI. Lleva por título ‘Situación del personal docente e investigador con discapacidad en el sistema universitario español’. Además, la obra se puede consultar en forma de libro en papel y electrónico.

El Comité Español de Representantes de Personas con Discapacidad coordina así una nueva investigación en torno al ámbito de la vida y las personas con discapacidad. Para ella han tomado un muestreo de 40 personas de 39 centros universitarios, 10 privados y el resto públicos. Estas personas ocupaban un puesto de PDI o de becario de investigación en la vida universitaria.

Así, el estudio refleja una cierta prevalencia femenina por delante de la masculina (62,5% frente a 37,5%), y con una mayoría de rango de edad entre 45 y 60 años (47,5%). Las personas con discapacidad menores de 30 años son las menos numerosas en el mundillo académico (apenas un 7,5%).

En cuanto al tipo de discapacidad revelada por lo datos de cada participante de la investigación, más de la mitad tenían discapacidad física (55%). Les siguen las personas con discapacidad sensorial (37,5%) y, en último lugar, con una enfermedad neurodegenerativa (7,5%).

Por lo que se refiere al grado de discapacidad, el 50% la presentaba moderada, mientras que un 35% la acreditó como muy grave. Además, el 52,6% eran congénitas, mientras que el 47,4% de ellas habían sido sobrevenidas.

Derechos de las personas con discapacidad en la universidad

El estudio se hace eco de artículos y normas como la Convención Internacional de los Derechos de las Personas con Discapacidad o la Ley General de los Derechos de las Personas con Discapacidad. En ellas se citan, por ejemplo, modificaciones y adaptaciones para las necesidades específicas de las personas con discapacidad. De esta manera se facilita la accesibilidad y la participación, y se garantiza el ejercicio, en igualdad de condiciones, de todos los derechos.

El informe de CERMI también recopila medidas procedentes de las diferentes universidades para garantizar dicha igualdad. A modo de ejemplo nos quedamos con las propuestas enumeradas por la Universidad de Granada.

El centro contabiliza medidas de apoyo a la movilidad y de adaptación del puesto de trabajo. Además, se empeña en garantizar el bienestar físico y emocional de las personas con discapacidad, entre otros.

Entre las barreras que lista el PDI con discapacidad, la falta de accesibilidad universal y el débil apoyo institucional van a la cabeza. Las siguen la cultura capacitista y el rechazo hacia la discapacidad. En último lugar, las medidas para la conciliación.

Por último, en cuanto al incumplimiento de la normativa sobre accesibilidad, se enumeran la accesibilidad física, la barreras de la información y comunicación, y la accesibilidad tecnológica.

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