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Las personas trabajadoras con discapacidad alcanzan máximas históricas. Hace algunas semanas el INE lanzó una nota de prensa con las cifras de trabajo y empleo de este sector de la sociedad. Los resultados son los más altos desde el año 2014, fecha en la que se registran los primeros datos en torno a esta realidad.

685.300 personas contabilizan como activas en 2022. Es un aumento del 2,6% con respecto a las cifras fijadas en el año anterior. El incremento es aún más significativo si se compara con el sector de la población sin discapacidad. Su empleabilidad también aumentó, pero únicamente un 0,7%.

El perfil de trabajador activo que más ha crecido es el del varón de 45 a 64 años y con estudios en Secundaria y formaciones de inserción laboral. Ello demuestra el éxito de estos programas, en los que contribuyen numerosas entidades del sector social.

Una persona con discapacidad trabaja frente a un ordenador

Las personas con discapacidad empleadas también se han incrementado un 4% con respecto a 2021. Hoy ascienden a 538.900 personas. Cerca de un 70% ha consolidado su actual posición en la empresa, con más de tres años de antigüedad.

Por la contrapartida, la tasa de desempleo se ha reducido un 2,5% entre la ciudadanía con discapacidad. En el caso del resto de la población parada, el descenso es de un 12,4%.

Sector servicios, asalariados indefinidos y a jornada completa

Además de estas máximas históricas, las cifras de empleo para personas trabajadoras con discapacidad obedecen a otras realidades más previsibles. Sigue habiendo una amplia mayoría de asalariados frente a autónomas (1 de cada 10 trabajan por cuenta propia). Además, el grueso de los trabajos son indefinidos (78%), y a jornada completa (82%).

El sector servicios sigue siendo el más ocupado por las personas con discapacidad, con un 80,6%. Le sigue la industria con un 12,8% y, muy por detrás, la construcción (3,6%) y la agricultura (3%).

En cuanto a la tasa de actividad por discapacidades, las asociadas al sistema osteoarticular o al neuromuscular experimentaron descensos del 0,1 y del 1,6%, respectivamente. Aún así, se encuentran lejos del mayor descenso de la tabla recogida por el INE, el 6,7% registrado en las discapacidades asociadas al sistema cardiovascular, al inmunológico y al respiratorio.

En una última nota positiva, la tasa de actividad se ha incrementado más en las personas con discapacidad intelectual y auditiva, con cifras del 8,9% y del 5,7%, respectivamente.

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