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Concluimos nuestra breve serie sobre viviendas accesibles, cuarto a cuarto. Hoy desgranaremos los diferentes elementos que deben componer un dormitorio adaptado para personas con lesión medular y otras discapacidades físicas.

El dormitorio en una casa accesible no es menos importante que otros cuartos de la vivienda. Después de pasar revista al baño, a la cocina y al salón, estudiamos las mejores características para adaptar el lugar en el que dormimos cada noche. O, dicho de otra forma, donde pasamos más tiempo a lo largo de la jornada.

Muchos de los elementos propios de un buen dormitorio adaptado son extensibles a otros lugares de la casa. En ese sentido, debemos contar con un suelo antideslizante, para prevenir caídas y resbalones imprevistos.

Al igual que con el salón, es preferible evitar alfombras y moquetas: por muy bonitas que queden a la vista, dificultarán mucho nuestra circulación con la silla. Las ruedas se atascan con el pelo, o bien efectúan giros caprichosos contra nuestra voluntad. Si el gusto estético por una alfombra prima sobre el sentido práctico, es conveniente fijarla bien al suelo con cinta de doble cara.

En cuanto a las dimensiones, toda distancia entre dos obstáculos debe ser superior a 80 centímetros, para garantizar el paso de la silla. Además, como en otras estancias de la casa, el dormitorio debe contar con un espacio para giros completos y holgados. Esto supone poder trazar un círculo de, al menos, 1,5 metros de diámetro.

Por su parte, la altura de las ventanas no será mayor a 1,20 metros, y sus hojas serán correderas. En caso de que no sean así, su apertura no debe dificultar nuestra movilidad.

Camas

Las dimensiones y altura de la cama son esenciales para poder llamar accesible al dormitorio de nuestra casa. Siguiendo con el tema de las distancias, el espacio disponible, tanto a ambos lados como a los pies, debe ser superior a 90 centímetros. Con todo, hay guías que indican que esas dimensiones no deben ser inferiores a 120 centímetros. Al final tomaremos ambas medidas como referencia y atendiendo a criterios mínimos deseables, nuestro poder adquisitivo y nuestra necesidad real en función de la movilidad de la que dispongamos.

La altura de la cama no puede ser mayor de 50 centímetros. Para las personas con discapacidades que requieran grúas de transferencia, se recomienda que la cama cuente con un espacio inferior de 20 centímetros libres.

Los cabeceros o pieceros serán, para una persona con discapacidad, más que elementos decorativos. Estas partes de la cama pueden favorecer la sujeción para acostarse y para levantarse. Contar con ello hará el dormitorio de nuestra casa, pues, más accesible.

Empotrar armarios y eliminar obstáculos

Para conquistar espacios en el dormitorio de una casa accesible, la principal clave descansa en eliminar obstáculos. La solución más simple en este caso es servirse de armarios empotrados, que despejen el tránsito y el suelo lo más posible.

Como de costumbre, buscaremos aquellos con puertas correderas o plegables, en lugar de aquellas que puedan dificultar nuestra movilidad cuando se abren las hojas. Si no queda más remedio, trataremos de que el máximo ángulo de apertura sea de 180 grados.

Los armarios no tendrán rodapié ni serán muy profundos, para garantizarnos que alcanzamos cualquiera de sus rincones. Sus baldas y cajones se ubicarán a una altura de 40 centímetros, y los percheros no serán superiores a 120 centímetros. Muchos de ellos cuentan con ayudas abatibles, para ganar en accesibilidad y adaptatividad.

Con todo, un dormitorio con apenas cama y un armario empotrado queda pobre, y probablemente no ayude a nuestras necesidades diarias. Tener una mesilla, una estantería o un escritorio puede ser tan decorativo como deseable. En este último caso, hemos de garantizarle una profundidad de 70 centímetros, para que la silla entre cómodamente y podamos trabajar sin problemas.

La eliminación de obstáculos también pasa por la disposición. Es mejor que el cuarto de baño esté lo más cerca posible del dormitorio, e ideal que se llegue a él en línea recta con la silla. Otro aspecto importante es la protección frente a traicioneras esquinas: hay que colocar amortiguadores en cama, cajoneras y otros elementos susceptibles de herirnos.

Enchufes y domótica

Como hemos señalado en otras ocasiones, la domótica es aliada fundamental para la accesibilidad. Los sistema de apertura y mecanismos electrónicos contribuyen a facilitarnos la vida. Con ellos podremos abrir o cerrar las ventanas, encender y apagar las luces o regular la temperatura, entre otras cosas.

Por desgracia, no todas las casas están adaptadas para estos inventos, ni todos los niveles adquisitivos pueden permitírselos. Sin embargo, todo enchufe e interruptor tiene que ser 100% accesible, sobre todo los de las luces, y situarse desde ambos lados de la cama. El escritorio también tiene que tenerlos ubicados en su parte superior.

En la web Pisos Accesibles de ASPAYM podéis encontrar algunas viviendas adaptadas para comprar y alquilar.

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